Los roles del profesor y del estudiante en la
transmisión de conocimiento en el contexto actual de la escolaridad.
En
mi recorrido como estudiante, podría hacer un recuento de los momentos más
representativos en nuestra preparación. Particularmente tengo algunas
consideraciones que pretendo mencionar con respecto a la visión por parte del
pensamiento del estudiante a partir de mi experiencia y hablar de la relación
entre los alumnos y el docente.
Alguna
vez escuché a un compañero maestro decir que la enseñanza era parecida al
estudio de la química, si bien la química estudia la materia, también es el
estudio del cambio, en donde todo es solución y disolución, composición y
descomposición y todo está en constante cambio. La labor docente no se aleja de
esta analogía, si bien podemos ver al alumno como un elemento con sus propias
características, en principio es, él y solamente él, y por otra parte está el
docente, completo en sus circunstancias aparte, aquí, como en la química,
hablamos de dos elementos separados, que si llegan a encontrar una forma de
enlazarse, se convertirán en un nuevo compuesto más complejo y con una nueva
función, en cambio si se separan, podríamos estar hablando de una
descomposición, de la disolución dos elementos que, separados, no llegarán al
fin que tenían cuando estaban juntos.
En mi tránsito por
la vida estudiantil, me gustó ver las cosas de esa manera, me resulta muy
interesante saber en qué momento encontraremos esas formas para poder
enlazarnos con los profesores y con sus conocimientos, saber en qué momento
viviremos ese cambio que nos transforma o que nos ha transformado. Por supuesto
que los maestros han influido en nosotros y nos han convertido en nuevos
elementos que tienen funciones relevantes. Existe una gran responsabilidad de
los maestros llevar a cabo esa transformación, Rumberger
& Palardy (2005), afirman que si bien la función primordial de las escuelas
de todos los niveles es promover el aprendizaje de los estudiantes, no
significa una responsabilidad única de la labor en el aula o del maestro por si
solo, sino que depende en gran medida de las características propias de los
sujetos. Por lo tanto tiene que darse el proceso de aprendizaje y encontrando
las formas de enseñanza que logren tener esa armonía entre los estudiantes y
los maestros.
Por
otra parte está el entorno en donde se lleva a cabo este proceso de
transformación. Si bien, en algún momento los alumnos cuentan o podrían contar
con los recursos necesarios para poder continuar con su educación, también
tenemos a otro sector que enfrenta problemas que ponen en riesgo su permanencia
y por lo tanto los esfuerzos se deben enfocar ahí mismo.
Actualmente,
estamos frente a una realidad en la que los recursos con los que cuentan las
escuelas son limitados, esto pone en condiciones poco favorables la atención
que merecen los alumnos , sobre todo si están en riesgo de abandono; sin
embargo debemos tomar en cuenta que la razón de existir de las escuelas son los
alumnos y que por lo tanto, el fracaso de ellos significará por supuesto el
fracaso de todo lo que comprende a una comunidad educativa. Al respecto, Bruner (1988) afirma que ante la mediocridad
debemos tener en cuenta que la excelencia, el mejor rendimiento, una mayor
alfabetización nos debe brindar una visión digna de considerarse como un
enfoque primordial para entender lo que se está produciendo socialmente, como
fuerza laboral docente.
Debemos
entender que un alumno que abandona la escuela se convierte en un joven que al
paso del tiempo se convertirá en un adulto al que gravemente se le incrementará
la restricción a oportunidades de desarrollo. Un sistema educativo que tiene
altos niveles de abandono, es un sistema que camina directamente al fracaso y
que estas fallas se convierten en parte del sistema, por lo tanto la escuela no
está dando respuesta a los problemas sociales para las próximas generaciones.
Podemos
partir incluso de la premisa que dice que todos los alumnos que están
matriculados tienen un derecho a la educación, que dicho sea de paso, es
fundamental, por lo tanto, darles el soporte, la ayuda, la asesoría y el
acompañamiento es una de las metas como sistema educativo para cumplir con uno
de sus derechos y por lo tanto contribuir a la justicia social.
Cuando
un alumno ingresa a un plantel es importante un buen camino de incorporación,
porque todas las instituciones educativas deben tener y fomentar su filosofía y
que ésta pueda entrar en su comunidad que se acaba de adherir, aquí está el
primer reto, se tiene que resolver en las acciones cotidianas la incorporación
de un pensamiento que vaya de acuerdo a la filosofía institucional.
La
labor docente se ha pensado que se lleva a cabo únicamente en el tema de las
aulas y el de los libros, ante esta realidad, la labor docente también debe
suponer la consolidación de estrategias de permanencia tienen que ver con un
análisis de prioridades de acuerdo a la naturaleza de las dinámicas sociales a
las que pertenezcan los planteles y su comunidad educativa. Disminuir el
abandono escolar es una tarea permanente, representa una labor ante la
necesidad en el mundo sobre la equidad social, requiere de reflexión y análisis
permanente también.
Pocas
veces o casi nunca me atrevería a afirmar que se les ha considerado a los
adolescentes como un potencial activo de la sociedad, se les ha etiquetado
solamente por su edad y no por sus acciones dentro de la sociedad. Como un gran
organismo, como sociedad hemos padecido males que han apartado a los
adolescentes de la consideración y apoyo para que sepan lo importante que es el
momento que viven lo relevante que puede ser si transitan con éxito esta etapa.
Referencias bibliográficas
Bruner, J. S. (1988).
Desarrollo cognitivo y educación. Madrid: Morata.